La herida de esperar lo que nunca llega
La herida de esperar lo que nunca llega Cuando tu dependencia emocional te hace aguantar lo que no deberías… y seguir esperando. A veces, lo mejor que puedes hacer por ti misma es dejar de tener esperanza. No suena bonito. No es una frase de autoayuda. Pero es real. Porque hay esperas que no sanan: duelen. Y hay esperanzas que no motivan: te encadenan. Durante años, muchas personas con un apego ansioso como el que yo misma he vivido se han contado la historia de que si dan más, si tienen más paciencia, si organizan más sorpresas, si se esfuerzan un poco más… entonces recibirán amor, atención o reciprocidad. Pero esa espera puede volverse una trampa. Un desgarro silencioso que se repite cada vez que el otro no aparece, no reacciona o simplemente… no recuerda. Esperar lo que nunca llega es una herida emocional profunda. Porque lo que no se reconoce, se repite. duele más cada vez., y se normaliza. En psicología lo conocemos bien: se trata de una mezcla de dependencia emocional , au...